domingo, 29 de diciembre de 2013

Amardulzura

Había una vez dos hermanos gemelos que habían nacido en una humilde familia. Uno de ellos se llamaba Amargo y el otro Dulce. Al contrario que a todos los hermanos a ellos nunca les solían dejar estar juntos, de hecho a veces si uno estaba presente era imposible que lo estuviera el otro. Así pasaban los años, cuando la familia quería celebrar las buenas noticias ahí estaba Dulce, y cuando las malas épocas les acechaban, ahí estaba Amargo. Hasta que un día ambos decidieron hablar y contarse como se sentían cuando no podían estar juntos en todos los momentos. Dulce le explicó a Amargo que le echaba de menos cuando todos celebraban algo, y Amargo le contó lo solo que se sentía en los momentos dolorosos. Ambos decidieron hablar con sus padres y explicarles la situación, querían empezar a estar juntos siempre, en lo bueno y en lo malo. Y así cada vez que había algo que celebrar en  casa, Dulce estaba feliz pero con Amargo cerca se daba cuenta de que esa felicidad debía guardarla para recordarla en los momentos tristes. Por su parte en los momentos malos, Amargo al ver a su hermano pensaba que aunque haya épocas duras, también hay momentos felices y que recordando esa felicidad se superaban mejor todos los males.