Comienza ese mes, ese que es el último del año, que te trae
nostalgia en estado puro. Solo llevamos dos días y ya se han ido agolpando
todos los recuerdos de este año, cómo
fue su comienzo, el frío romano, la familia, los amigos, las inseguridades, las
certezas, los gatos portugueses, la satisfacción, la complicidad, la sonrisa,
los retos, los reencuentros, el continuar creyendo, y aquí estamos en diciembre
intentado definir con una sola palabra todo lo que pueda pasar en este mes.
Encendamos las luces navideñas, impregnémonos de ese calor que sólo desprende
el frío diciembre, y dejemos que las lágrimas que recorran nuestras mejillas,
lleguen a nuestros labios y los hidraten para que no se nos hagan grietas al
sonreír después.

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